Interpreta los tres monos sabios ciego sordo y mudo
La triada de simios (conocidos en japonés como san saru, 三猿) son considerados los "tres monos sabios" o "tres monos místicos", y han sido plasmados en una talla de madera por Hidari Jingorō (1594-1634). Esta escultura se encuentra ubicada sobre los sagrados establos del santuario Toshogu (1636), construido como homenaje a Ieyasu Tokugawa, y está situado en Nikko, al norte de la ciudad de Tokio en Japón.[1]
Prudentes simios mirar escuchar y guardar silencio celestes
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El Simbolismo detrás de los Tres Monos Sabios
El significado de los tres monos sabios está inspirado en un conocido proverbio de Confucio: “no ver el mal, no escuchar el mal y no decir el mal”. No obstante, su primera representación en forma de figurita surgió en el año 1636, en el santuario de Toshogu en Nikko, un pueblo al norte de Tokio rodeado de montañas.
Los tres monos que conforman este símbolo son Mizaru (見猿), Kikazaru (聞か猿) e Iwazaru (言わ猿). En japonés, sus nombres significan: no ver, no oír, no decir. Desde entonces, esta historia ha trascendido fronteras, atravesado el paso del tiempo y resistido a diferentes culturas, transmitiendo un mensaje que sigue siendo vigente.
La enseñanza de los tres monos sabios nos invita a crecer como personas, a comprender que nosotros tenemos el control de lo que decidimos ver, escuchar y decir. Por tanto, nos recomienda enfocarnos en lo positivo, prestar atención a las palabras que nos nutren y hablar a los demás con respeto.
Izawaru es el mono que se tapa la boca, y su mensaje es claro: debemos evitar hablar mal de los demás, abstenernos de pronunciar comentarios hirientes y expresar nuestros sentimientos con amor, sin dañar a los demás en el intento.
Los valiosos consejos de los monos sabios
En la filosofía nipona, se enfatiza la importancia de no transmitir el mal y de no exponer de forma excesiva el malestar. Para ello, se utiliza la figura de los "tres monos sabios": el que no ve, el que no oye y el que no habla. Esta metáfora representa la idea de no ser partícipe ni cómplice de las energías negativas y de no propagarlas a los demás.
De acuerdo a la enseñanza de los tres filtros de Sócrates, esta figura también hace referencia a la importancia de no difundir chismes. Según este filósofo, antes de transmitir cualquier información, debemos preguntarnos: ¿Es verdadera? ¿Es buena? ¿Es útil? De esta forma, evitaremos esparcir rumores y juicios injustos que puedan dañar a otros.
En la sociedad occidental, esta idea puede resultar un tanto sorprendente o incluso chocante. En esta parte del mundo, estamos acostumbrados a convivir con la negatividad, los chismes y las críticas, y a menudo se les da un valor y una relevancia desproporcionados. Sin embargo, la filosofía nipona nos invita a reflexionar sobre el poder que tienen nuestras palabras y acciones en el mundo y a ser más conscientes de su impacto en los demás.
Debemos ser selectivos y críticos con lo que decimos y difundimos, aplicando los principios de verdad, bondad y utilidad. De esta forma, podremos vivir en armonía y promover un ambiente más positivo y sano en nuestras relaciones y entornos.
La filosofía nipona enfatiza la importancia de no transmitir el mal y no exponer de forma excesiva el malestar. Para ello, se utiliza la figura de los "tres monos sabios": el que no ve, el que no oye y el que no habla. Esta metáfora representa la idea de evitar ser partícipe o cómplice de energías negativas y no propagarlas a los demás.
Según la enseñanza de los tres filtros de Sócrates, esta figura también hace referencia a la importancia de no difundir chismes. Antes de transmitir cualquier información, debemos hacernos las preguntas: ¿Es verdadera? ¿Es buena? ¿Es útil? De esta forma, evitaremos esparcir rumores y juicios injustos que puedan dañar a otros.
En la sociedad occidental, esta idea puede resultar sorprendente o chocante. Estamos acostumbrados a convivir con la negatividad, los chismes y las críticas, y a menudo se les da un valor y una relevancia desproporcionados. Sin embargo, la filosofía nipona nos invita a reflexionar sobre el poder que tienen nuestras palabras y acciones en el mundo y a ser más conscientes de su impacto en los demás.
Debemos ser selectivos y críticos con lo que decimos y difundimos, aplicando los principios de verdad, bondad y utilidad. De esta forma, podremos vivir en armonía y promover un ambiente más positivo y sano en nuestras relaciones y entornos.
Sabios simios en escultura roja la lección de ver oír y callar
Miguel Guía continúa reinventando los animales en forma de globos, inspirado en el perro globo y el Pop Art. Esta vez, los tres famosos monos sabios - ver, oír y callar - adquieren una nueva dimensión a través de la síntesis de formas, dando como resultado un conjunto escultórico muy personal. La escultura, con un acabado cromado que le da un impacto metálico, se suma a la colección de Pop Art y Street Art de Guía. Sus obras, de alguna manera, evocan el estilo de Brancusi.
En esta ocasión, Miguel Guía ha recreado una obra que fusiona su estilo propio con influencias del Pop Art, dando como resultado una escultura con un acabado cromado que le otorga un impresionante efecto metálico. Su inspiración proviene de los famosos tres monos sabios - ver, oír y callar - cuyo significado trasciende en una nueva dimensión gracias a la síntesis de formas. Esta escultura, que se une a su ya extensa colección de Pop Art y Street Art, evoca la genialidad de Brancusi en su ejecución.
Significado y origeneditar
En la cultura japonesa, los tres monos tienen un significado simbólico muy importante. Sus nombres son Mizaru (見猿), Kikazaru (聞か猿) e Iwazaru (言わ猿), lo que traducido significa "no ver, no oír, no decir". Sin embargo, no se especifica a qué se refieren estos actos de no ver, oír o decir. Tradicionalmente, se ha interpretado como "no ver el Mal, no escuchar el Mal, no decir el Mal". Esta idea se originó en la filosofía china del santai, que promovía el uso de los tres sentidos al observar el mundo.
Esta asociación con los monos fue creada por Denkyō Daishi (también conocido como Saichō), fundador de la Tendaishū, una rama del budismo durante el periodo Heian. Se dice que este hecho ocurrió durante el periodo Kamakura, cuando el motivo de los tres monos se volvió muy popular entre el pueblo japonés.
El significado de esta temática es complejo y variado. Mientras que para la élite intelectual se relacionaba con el mencionado código moral y filosófico santai, para el pueblo tenía otro significado. Se interpretó como una forma de "rendirse" al sistema, un código de conducta que aconsejaba evitar ver u oír la injusticia y no expresar la insatisfacción personal. Incluso en la actualidad, esta idea persiste.
El artista Andrés Hernández tiene una interpretación diferente, viendo a estos monos como receptores de los sentidos en lugar de ser funciones activas del ser humano. Además, los monos simbolizan el origen del hombre y cómo su constitución influye en su forma de ser.
La historia de los monos sabios según la leyenda
La leyenda de los tres monos sabios tiene su origen en la mitología china. Cuenta una llamativa historia protagonizada por tres peculiares personajes. Los protagonistas son Kikazaru, el mono que no puede oír, Iwazaru, el mono que no puede hablar, y Mizaru, el mono que no puede ver.
Estas tres singulares criaturas fueron enviadas por los dioses como observadores y mensajeros. Su misión era ser testigos de los actos y malas acciones de la humanidad para informar a las deidades. Sin embargo, estos mensajeros divinos estaban sujetos a un hechizo mágico que les otorgaba dos virtudes y un defecto, representados en este orden: no escuchar el mal, no hablar el mal y no ver el mal.